LA ANÉCDOTA DE LA SEMANA, Jornada 5: Atleti 1 - 1 Pozoblanco

Vamos con las cosas anecdóticas que se vivieron en el Palmar en el último partido de liga. Empate a un gol ante el rudo y competitivo equipo de los pedroches, nos la prometíamos muy felices con ese tempranero gol de Abel, pero el partido no se pudo ganar.
Encontronazo entre dos jugadores muy próximos a nuestra banda, el jugador cordobés del Pozoblanco es el que ha salido mas maltrecho, se duele tumbado sobre el terreno de juego y necesita que salgan las asistencias. En una carrera muy femenina maletín en mano, una preciosa señorita se persona en el lugar y empieza a atender al jugador lesionado. Vaya alegría para la vista y esto ocurría por segundo partido en casa consecutivo, pues recordemos que el San Fernando también trajo a una guapísima fisioterapeuta femenina.
Y nosotros con el utillero Rafael el Colorao, que es muy bueno, muy trabajador, atiende y cuida muy bien a nuestros jugadores, pero que queramos o no, no es lo mismo.
El caso es que una vez el jugador restablecido, esta chica se retiró andando por la banda pegada junto a nosotros. Nuestra Marea que estaba algo apagada, esta vez si cantó al unísono y con muchísima fuerza, cantó eso de: QUE BUENA ESTA LOROLOROLOROLORO, LOROLOROLOROLORO. Un cantecito simpático de nuestra gente a forma de piropo. La chica no se atrevió a mirar, pero en su semblante apareció una sonrisilla, esa sonrisilla de regocijo cómplice que ponen y sienten las mujeres cuando se les dice cosas bonitas.

Fotos Pepe Jimenez

Luego en el descanso, el momento cumbre de la afición, el homenaje a nuestros dos mayores Manolo Sánchez y Ramón Pérez Gil. Ramón ya hacia un rato que estaba junto a nosotros le habían llamado para decirle que estuviese por allí que iba a tener una sorpresa, venia vestido con un polito verde y unas fresquitas bermudas. Había llegado la hora y a Ramón lo teníamos pero Manolo Sánchez no aparecía.
La Marea al completo se movió hacia la zona de ataque donde se iba a atacar en la segunda parte y allí estaba Manolo, esperándonos sentado en una silla de plástico. También había sido avisado y en esta ocasión era un día especial para él por eso había descansado hasta con lo de la rifa.
Después, aquel acto emotivo para todos, aquella muestra de cariño y reconocimiento hacia estas dos personas entrañables ejemplos vivos de puro atletismo.